Presentación...

Bajo el título "periodistasinvestigación", este blog quiere representar una mirada crítica del poder e impulsar la regeneración ética en los medios de comunicación, para que haya una auténtica libertad de expresión.


I am nothing if not critical

domingo, 4 de febrero de 2018

EL NACIONALISMO, UN DIALECTO POLÍTICO.



Esto es como lo de las drogas. El mercado te las proporciona y si te  quieres hacer daño, puedes hacerlo. Pero el nacionalismo sirve para hacer daño a los demás y eso comporta una especie de droga social, más atractiva para algunas mentes porque nos amplía la dosis cada día. Igual que nos decían que evitásemos la droga, el  nacionalismo también es un camino a evitar. Yo tengo la impresión de haber convivido con el chantaje nacionalista toda mi vida política. Además,  que se ha instalado en el lenguaje habitual en todo el estado.

*     Estaba en la prisión de Carabanchel, cuando no era barato ser preso político durante el franquismo y nadie se lo atribuía gratuita y falsamente, como ahora. Coincidí en prisión con la dirección de CC.OO. (proceso 1001).
 Me tocó ir a buscar la comida de la cárcel (gavetas) junto a un miembro de ETA,  lamento no recordar su nombre. Si recuerdo que le habían detenido tras recibir un tiro de la policía y caer de un tejado. Eso me contó. Yo que era del PCE aproveché para soltarle la política de reconciliación, de luchar por las libertades e implicar en esa lucha por la democracia a la sociedad en en su conjunto, con lo cual estaba de más la llamada lucha armada (Obvié las razones humanitarias y del respeto a la vida teniendo en cuenta el ADN de mi interlocutor).  El preso de ETA se paró en seco, menos mal que no habíamos recogido todavía en la gran bandeja comunitaria la comida, porque se nos hubiese caído. Me dijo que "para saber de política, para eso estaría en el PCE". Que ellos "eran otra cosa". Con esa escena, que ahora casi la veo de forma cinematográfica, comprendí que había dos mundos que no se podían comunicar, ya en aquella época. Por mucho que se dijese que era otra ETA, la que luchaba contra el franquismo.

*      Esos universos distintos  lo reflejaba literariamente en uno de sus personajes Jorge Luis Borges. Las percepciones son iguales, pero se combinan de distinta manera y obtienen distintos objetos. Incluso impresiones brevísimas en el caso del nacionalismo, en un mundo sin memoria, sin tiempo. 
El lenguaje nacionalista es baratero. Devalúa conceptos como democracia o fascismo-franquismo. Yo creo que en el caso de Cataluña que tiene un idioma importante, recuerdo como cantábamos en Madrid L,estaca de Lluis Llach, (segur que tomba..tomba tomba, en referencia clara a que el franquismo iba a caer si todos tirábamos de esa simbólica estaca). Pero ahora, bueno hace algún tiempo, los nacionalistas han construido un dialecto político con esos términos devaluados. Idioma universal, dialecto político. A ese dialecto político, se han sumado ardorosamente los periodistas catalanes que han brotado en las tertulias televisivas que quieren dar cobertura simpática al nacionalismo. Entre los términos que amplifican figura el de “unionistas” para definir a los constitucionalistas. Algo tan ajeno a nuestra trayectoria política, e incluso la contracultural. Se han beneficiado los escribidores nacionalistas de una etapa mediática que ha incorporado un presentismo exagerado que ha dado voz a los que cultivaban el vértigo informativo, normalmente nacionalistas que siempre estaban dispuestos a generar dudas sobre la democracia en nuestro país. Si siempre ha existido un sensacionalismo político- informativo, recordemos las 3 Erres de Luis Ramallo, Pilar Rahola y Antonio Romero, Ahora con Rufián se ha subido un peldaño en el stress informativo al que se ha sometido a la sociedad que lo que quería era información sobre lo que estaba pasando. Los medios que han amparado esta lucha por la audiencia no dudaban en aplicar calificativos como “asalto” a la presunta operación policial para detener a independentistas en el Parlament, o “censura” a que no se puedan utilizar determinados símbolos de apoyo a los encarcelados independentistas.

Por eso esos dos universos nunca nos entenderemos. La democracia no vale lo mismo para ellos que para mí, no porque yo ayudara modestamente a traerla, sino porque ellos, los nacionalistas, han pervertido el término en su boca al aceptar como acepción la facticidad de los días 6 y 7 de septiembre, cuando se hizo desaparecer la democracia parlamentaria en Cataluña. Si cayésemos en el mismo juego dialectal podríamos decir que han sido “liberticidas” los nacionalistas. Pero a los constitucionalistas se les exige realismo y a los nacionalistas solo amor propio a su propio amor. Por eso un demócrata siente incredulidad ante un nacionalista, no puede creer que esté pasando lo que está pasando. Y el nacionalismo no se siente cínico. Es así. O lo tomas o lo dejas. Yo lo dejé hace muchos años, en la cárcel, aunque luchase contra el franquismo y porque lo hacía con métodos que no respetaban la vida.
Sabemos que los nacionalistas son ganosos, todo va a la "buchaca", lo de menos es la razón y la vida.