Estamos en
la era del marketing donde no cuesta ningún esfuerzo intelectual asumir
términos que se imponen en la cotidianeidad de lo políticamente correcto. Así
pasa con la “regeneración”. Si hay que ponerlo en un programa o una
declaración, pues se pone. Y lo normal es que de ahí no se pase. Lo mismo
ocurría con los principios del pluralismo o la independencia, vitales en una
democracia, pero que en el periodismo son además el aceite de la maquinaria en
una información objetiva y veraz. Pero la regeneración, como estos principios
solo se demuestra practicándola.
Porque yo he
puesto el acento, y no veo a los demás candidatos al Consejo de RTVE referirse
a ello, sobre las redacciones paralelas creadas en Telemadrid primero y después
en RTVE. Estas redacciones se componían de periodistas contratados a dedo,
saltándose las garantías de una oposición, para que a cambio cediesen su
independencia y escribiesen al dictado. He dicho que al calor de ese método de
las redacciones paralelas, llegaron a RTVE desde Telemadrid, José Gilgado,
Julio Somoano o Victor Arribas, entre otros.
Para
determinada prensa, lo importante es hablar de “purgas” o “decapitaciones”,
cuando han sido cesados, sin importar que lo que realmente se había
purgado antes era el periodismo.
Hay que
hacer imposible que tal fenómeno de las redacciones paralelas se vuelva a
practicar. Porque la falta de independencia de un profesional, es como si se
admite una dictadura dentro de la democracia, si se me acepta la metáfora. Y yo
emplazo a los otros candidatos a que se definan sobre este aspecto de la
regeneración no solo de palabra, sino también con hechos.
Otra
propuesta de regeneración es acabar con las redes clientelares dentro de la
radio y la televisión públicas. Somos muy dados los periodistas a comentar las
injerencias de la política, cuando muchas veces son los propios profesionales
los que buscan un trato de favor. Dentro de este fenómeno se podría explicar lo
que denominé como cambio de cromos producido en RNE. Raúl Heitzmann, que acaba
de asumir la dirección de informativos ha nombrado director-presentador del
programa El Ojo Crítico a Alberto Martínez Arias, que le había nombrado a él,
jefe del área de España.
Al final,
estos nombramientos cruzados son prácticas que influyen sobremanera en el
desarrollo informativo del medio, en la selección de contenidos, en la forma de
presentarlos, porque cuando se pactan nombres, se asume su trayectoria. Y baste
solo un ejemplo. Alberto Martínez Arias fue el jefe de prensa de Trillo cuando
lo del “yak 42”. Al final quien pierde es el periodismo, porque hoy puede
perjudicar a un partido o colectivo y mañana al contrario.
Luis Santos
Serra.
Candidato a
la presidencia de RTVE